Hola Amigas. 👋
O mejor debería decir, Konnichiwa.
Sí, estoy en Japón. Sí, llegué el día en que se desplomó la bolsa.
Técnicamente estoy de vacaciones pero no quería dejar de traerles mi punto de vista sobre lo que está pasando en Japón.
Re pesada, lo sé. Pero no lo puedo evitar. Camino por Osaka y pienso: necesito hablar con mis Amigas sobre esto.
Estas movidas son complejas de entender, pero voy a hacer todo lo posible para no hablar en arameo. O en japonés, en este caso.
Y después sí, nos leemos en unas semanas. Lo prometo.
-Muchas novedades para contarles, van a pasar muchas cosas en este espacio- 👯🏻
¿Qué pasó?
El lunes pasado, el índice Nikkei, que refleja la economía japonesa, cayó un 12,4% en un solo día. En UN DÍA. Es una barbaridad. Esta drástica caída del Nikkei provocó un efecto dominó, arrastrando a otros mercados a la baja.
Además, en Estados Unidos surgió el riesgo de una recesión, que todavía no está claro si es una preocupación real o solo una reacción exagerada del mercado. Esto hizo que el índice VIX, que mide la volatilidad del mercado, alcanzara niveles similares a los de 2008 y 2020.
¿Qué provocó esta caída tan abrupta del Nikkei? ¿Qué ocurrió el lunes pasado para que el Nikkei tuviera su peor mes desde 1987?
Es largo, y tiene todo bastante que ver con el “carry trade”.
Amiga, pará, hablame en castellano. ¿Qué es un carry trade?
Lo voy a tratar de explicar de la manera más simple que pueda. Agarren un café (o un té verde, en este caso) así no se me quedan dormidas.
¿Por qué estas cosas tienen nombres tan complicados? Para que simples mortales como vos y yo no las entendamos, desistamos, y se la queden toda ellos. Pero no les vamos a dar el gusto.
En el mundo de las finanzas, el carry trade generalmente implica pedir prestado dinero en una moneda con una tasa de interés baja (como el yen) y luego convertir ese dinero en otra moneda con una tasa de interés más alta (como el dólar) para invertirlo. Es una estrategia arriesgada y bastante especulativa, pero muy popular entre traders e inversores “turista”.
Si el tipo de cambio entre las dos monedas se mantiene estable, se gana la diferencia entre las tasas de interés, y todos contentos. Pero si las tasas de interés o los tipos de cambio cambian desfavorablemente, se queda medio en offside, y se pierde plata. Y eso fue exactamente lo que pasó: el Banco Central de Japón cambió la tasa de interés, obligando a los inversores a cubrir sus posiciones con compras masivas de yenes. Como resultado, el valor del yen se apreció y muchos inversores liquidaron sus posiciones masivamente, generando una ola de ventas en los mercados, a nivel mundial.
Pero amiga, ¿el yen no era una moneda fuerte? ¿Japón no es una economía super estable?
Sí y no. Otra vez, es larguísimo pero voy a tratar de explicarlo lo más breve que pueda.
En los años 80, Japón vivió un auge económico, con un crecimiento en la industria, los mercados bursátiles, y bienes raíces, sin precedente. El yen era fuerte, y las empresas japonesas, como Sony y Toyota, eran líderes absolutas en el mundo. El Nikkei explotó literalmente en este tiempo, reventando el techo máximo varias veces. Fue una de las creaciones de riqueza más grandes —y ridículas, por el poco tiempo en que sucedió— de la historia. Así fue cómo se gestó la madre de todas las burbujas financieras de la historia. Como para que se den una idea, sólo el entorno metropolitano de Tokio tenía el mismo valor que todo Estados Unidos, y un distrito de la capital (Chiyoda-ku) valía más que todo Canadá. Solo el Palacio Imperial, si hubiera estado a la venta, tendría un valor equivalente al de todo el estado de California. En la década de 1980, Nomura Securities, una de las firmas de corretaje más grandes de Japón, alcanzó un valor de mercado tan alto que, en un momento dado, superó al de todas las casas de bolsa norteamericanas. Juntas. Ridículo, por dónde lo mires.
Todo el imaginario que una tiene en la cabeza sobre Japón, viene de esta época. Hasta el sushi —que es una comida super simple, si te lo ponés a pensar— comenzó a ser visto como un símbolo de lujo y sofisticación en el mundo, reflejando el estatus económico de Japón en ese momento. Millos. Literal.
Pero a principios de los 90, esa burbuja estalló, y en menos de dos años el Nikkei perdió un 63% de su valor. Y así fue como se esfumaron billones y billones. Ahí empezó lo que se conoce como "la década perdida", un período de estancamiento económico del que Japón nunca se recuperó del todo.
Vale aclarar que esto no significa que hoy la economía interna de Japón esté en ruinas o que la gente esté pasando mal. No. Japón sigue siendo una economía avanzada y estable, con altos niveles de vida y un fuerte sector industrial. Sin embargo, el impacto de este estancamiento y la falta de adaptación a las nuevas tendencias globales han reducido su influencia y liderazgo en la economía mundial.
De la década perdida, al liderazgo perdido.
Aparte de los efectos de la ‘década perdida’, los cambios en la tecnología, un área donde Japón siempre fue fuerte, han reducido su competitividad internacional.
Para que lo entiendan, les hago un test muy rapidito.
Para las mayores de 30, más que nada. Cuando eras chica, ¿cuánta tecnología japonesa había en tu casa? Seguramente tenías: una tele Hitachi. Una cámara de video Sony. Una cámara de fotos Fuji. Un reloj Casio. Un reproductor de música de Sanyo. O varios: uno en el auto, otro en casa, otro portátil.
¿Hoy cuántos tenés? Con suerte, uno. Probablemente, ninguno.
Listo, lo entendiste.
Recuerdo mi primera visita a Japón, allá por el 2006. Veías tecnología super avanzada, cosas que no habías visto en ningún lugar. Te volaba la cabeza. Trenes bala, robots para todo, inodoros con música (gran invento, igual, eh). Era literal como haber aterrizado en Marte.
La segunda vez que vine, en el 2016, mi percepción cambió por completo: me pareció todo simpático, pero un tanto obsoleto.
¿Qué pasó en el medio?
La llegada del smartphone y las redes sociales. Cambio de juego, total.
Mientras Japón seguía enfocándose en su fortaleza en la electrónica de consumo tradicional, el mundo empezó a ver la innovación de otra manera. La tecnología comenzó a girar en torno a la conectividad, el software y las redes sociales.
Países como China, con gigantes tecnológicos y del e-commerce como Alibaba, WeChat y plataformas como TikTok; Corea del Sur, con Samsung a la cabeza en tecnología móvil; y Estados Unidos, con empresas como Apple, Amazon, Google, Meta, y más recientemente OpenAI, se convirtieron en los nuevos líderes de la innovación. Estas compañías no solo dominaron el mercado, sino que también definieron lo qué significa innovar en la era digital, dejando a Japón atrás en áreas clave.
En otras palabras, a Japón le pasó lo que comúnmente se conoce como el “síndrome de Galápagos”. Este término se refiere a cómo la tecnología japonesa evolucionó de manera aislada, creando sistemas que son diferentes de los estándares internacionales.
Mientras Japón desarrollaba soluciones tecnológicas únicas para su propio mercado para luego adaptarlas, el resto del mundo avanzaba con nuevas tecnologías y modelos de negocio que eventualmente lo dominaron todo.
Aunque Japón hoy sigue siendo un gigante en la industria automotriz, con empresas como Toyota y Honda, incluso en este sector se enfrenta a desafíos. La transición hacia vehículos eléctricos y autónomos está liderada por empresas como Tesla y BYD, y la competencia global se ha vuelto más feroz. Japón ha tenido que esforzarse para mantenerse al día con estas tendencias, y aunque aún es relevante, su liderazgo ya no es tan indiscutible como antes.
¿Por qué sucedió esto?
La deflación crónica que ha afectado a la economía japonesa durante décadas ha hecho que el crecimiento del país sea lento y que las empresas sean cautelosas a la hora de invertir. Hay varios factores que explican por qué Japón quedó un poco rezagado. Pero vamos a tocar los principales:
🔍 La deuda pública del país ha seguido aumentando, lo que limita la capacidad del gobierno para invertir. Como resultado, la falta de inversión en startups y tecnologías emergentes ha significado que Japón no ha podido aprovechar completamente las oportunidades en áreas como la inteligencia artificial, el desarrollo de software y las plataformas digitales.
🔍 Su propia cultura corporativa fue también un factor determinante. Japón es un país profundamente arraigado en sus tradiciones. Las empresas japonesas tienden a ser muy jerárquicas, con un fuerte enfoque en la estabilidad, el consenso y el empleo de por vida. Esto, si bien ha creado una base sólida durante años, también ha dificultado la capacidad de Japón para pivotear, y adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos que han definido las últimas décadas. La jerarquía tan estricta es enemiga de la innovación y el mundo startup, que requiere una mentalidad más abierta y una estructura organizativa más flexible.
🔍 Los japoneses están tan arraigados culturalmente a sus empresas que, incluso cuando estas generan grandes pérdidas, las mantienen. Son los reyes de las “empresas zombie”. Se ha destinado una cantidad absurda de capital para mantener vivas a estas compañías. Algunos expertos coinciden en que varias de las empresas que forman parte del Nikkei no deberían estar allí debido a su falta de viabilidad económica. Como consecuencia, Japón, a pesar de su innegable legado en innovación, ha quedado un poco rezagada en la competencia global por las tecnologías del futuro.
Entonces, ¿a qué voy con todo esto?
Lo que pasó el lunes pasado, no empezó ayer.
Mientras el carry trade y los ajustes en las tasas de interés agitan los mercados hoy en día, Japón se enfrenta a desafíos más profundos y prolongados que han estado afectando su economía hace décadas.
Y como todo, aunque no podamos hacer nada, entender ya te pone en otro lugar.
Sólo resta mirar qué va a pasar. 👀
Esto es una versión muuuuuy simplificada; el tema es mucho más extenso (y complejo) de lo que parece. Podría escribir un libro entero sobre Japón, un país que me fascina desde hace años. Pero no quiero aburrirlas con más detalles.
Pero si aprendieron algo hoy, les agradecería mucho si lo comparten con otras amigas.
Nos vemos la próxima. 👋
Glosario: índice VIX
El índice VIX es como un medidor de la preocupación en los mercados financieros. Es un termómetro que mide cuánto están nerviosos los inversionistas sobre si los precios de las acciones van a subir o bajar en el corto plazo.
Cuando el VIX está alto, significa que los inversionistas están muy preocupados y piensan que los precios de las acciones podrían cambiar mucho. Esto suele suceder en tiempos de incertidumbre o turbulencia en los mercados. Por otro lado, cuando el VIX está bajo, los inversionistas están más tranquilos y no esperan grandes cambios en los precios de las acciones.
En resumen, el VIX te da una idea de cuán inquietos están los inversionistas acerca de las posibles fluctuaciones en el mercado.
Buenísimo como siempre, gracias! Por fin estoy empezando a entender aaaalgo sobre cómo se mueve la economía a nivel mundial. Me resulta muy loco que aunque sean economías que son líderes en un momento por determinada innovación; en un momento la cuestión gira para otro lado (software, rrss, etc) y cambia todo. Eso mismo ahora estaría pasando con la IA?
Siempre tan claro todo que hasta me da rabia no haber entendido estas cosas antes. Gracias!