¡Hola amigas! 👋
Somos más de 1000 amigas, de todos los rincones del mundo.
(Hola amiga que me lee desde Angola 👋).
Muchas se acercaron a preguntarme si necesito ayuda con algo.
Gracias, son todo. En serio. 🙏
Por ahora no, pero obvio me ayudan compartiendo el newsletter y la cuenta de Instagram. Eso ya es un montón.
Este newsletter trata de la madre (o quizás el padre) de todos los problemas: nuestra identidad financiera.
¿Por dónde arrancamos a hablar de dinero? ¿Por dónde empezamos?
Por el principio. Por nuestra infancia. Por casa. No queda otra.
Esta entrega va a ser un poco distinta, van a tener varias tareas a medida de que lo vayan leyendo. Viene heavy el asunto. Por eso, les voy a dar una semana más para procesarlo, ya que estamos tocando temas muy profundos que requieren otros tiempos y reflexión.
Ya se van a dar cuenta por qué. De hecho, es el newsletter que más me costó escribir. Muy personal. Agarren unos pañuelitos por las dudas, yo sé lo que les digo.
Nos vemos en dos semanas. 👋
No llegamos a fin de mes.
Acá el dinero nunca te va a faltar.
La gente que tiene plata es porque la roba.
El dinero solo trae problemas.
Nosotros nunca vamos a ser…
…
¿Cuántas de estas frases escuchaste en tu casa? Muchas, ¿no?
Y creéme, te marcaron mucho más de lo que imaginás.
Seguro estás pensando, amiga, qué pesada. ¿En serio tengo que volver a mi infancia? Bueno, un poco sí. No podés empezar a cambiar narrativas de dinero sin entender bien dónde empezaron y por qué.
Todas las decisiones de dinero son emocionales. Todas. Desde cómo gastamos, cómo nos endeudamos, cómo invertimos. Todo tiene más de emocional que de racional.
[Insertar sonido de fichas cayendo en cámara lenta].
La identidad financiera se construye mucho antes de lo que pensamos.
Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, las actitudes y hábitos financieros se forman entre los 3 y los 7 años de edad.
Las experiencias de escasez o abundancia que viviste probablemente hayan dejado una marca profunda en tu relación con las finanzas. Mucho más profunda de lo que creés.
¿Por qué es importante entender esto?
De nada sirve hacer cursos y leer sobre cómo invertir si no identificás cuál es tu herida, y cómo está condicionando tus elecciones, hoy.
Todas tenemos un trauma financiero. Absolutamente todas.
Si el dinero era una preocupación omnipresente en tu casa.
Si había dinero pero no tenías idea de cómo se hacía.
Si creciste sin papá.
O creciste con un papá que lo podía todo (pero nunca te contó nada).
Si tu mamá tuvo que hacer todo sola.
Si vivían endeudados tratando de financiar un estilo de vida insostenible.
Si creciste viendo a tus padres pelear por dinero constantemente.
Si un par de generaciones antes hubo dinero pero a vos no te tocó nada pero tenés que vivir con la pretensión de que todavía existe ese dinero.
Si hubo un poco de dinero en un momento pero se perdió todo, y se volvió a cero. (Acá estoy yo!)
TODO lo que entendiste sobre el dinero de chica, probablemente tenga TODO que ver con cómo te comportás con el dinero hoy.
Hola, dinero. Encantada de conocerte. (O no).
La primera experiencia que tuviste con el dinero tiene un impacto mucho más profundo de lo que imaginás. Aunque probablemente no la recuerdes conscientemente, su influencia se hace sentir en cada decisión que tomas, ya sea de manera directa o indirecta.
¿Cuál es tu primer memoria con respecto al dinero?
¿Cómo te diste cuenta a qué clase social pertenecías?
Te cuento la mía:
Cada miércoles, acompañaba a mi tía Marta a la escuela donde enseñaba, y solíamos pasar por una juguetería. Siempre me quedaba mirando un Osito Cariñoso de peluche, de esos con diferentes motivos bordados en la panza. Después de meses de mirarlo, mi tía me sorprendió con un regalo: ¡el osito! Pero no era ese mismo oso, era la versión trucha, con una nube medio mal dibujada en la panza, no bordada como el original. Mi tía me ve la cara de confusión: no era ese EXACTAMENTE el oso que había estado mirando, y se pone un poco triste. En un microsegundo, entiendo que probablemente es lo que me pudo comprar, y que necesito demostrarle todo mi apoyo y agarrar el oso tan entusiasmada como si fuese el original. Abrazo al oso, ella está contenta. Tengo 5 años. Y ahí entiendo el concepto del dinero, las clases sociales y la empatía, todo a la vez.
Es muy Poor Things todo. Lo sé.
Ni se las tengo que analizar, la anécdota se analiza sola. 🥲
¿Cuál es la tuya? ¿Cuál es tu primer memoria sobre el dinero? ¿Cuándo entendiste cuál era tu clase social?
El dinero no era cosa de mujeres
En las dinámicas familiares, la conversación sobre dinero parece ser algo que ocurre entre hombres, como si las mujeres estuviéramos destinadas a “hacer la ensalada” para siempre. La ensalada de la vida.
Recuerdo en mi infancia esas reuniones entre amigos, con largas mesas de hombres hablando de "cosas de hombres", mientras las mujeres iban y venían de la cocina. Muy disimuladamente, a veces me sentaba en esa mesa y escuchaba las conversaciones. Recuerdo que en una de esas reuniones escuché por primera vez la expresión “no poner todos los huevos en la misma canasta”, lo cual habla claramente de aprender a diversificar para mitigar el riesgo.
¿Por qué no había ninguna mujer sentada en esa mesa? ¿Por qué su única función era reponer un plato de sandwiches de miga?
Excluir sistemáticamente a las mujeres de estas conversaciones nos ha negado la oportunidad de tener una opinión propia sobre el dinero.
Todo bajo la excusa de que no podíamos manejarlo, cosa que al final, nos terminamos creyendo, plato de sandwiches va, plato de sandwiches viene.
¿Se hablaba de dinero en tu casa? ¿En qué ocasión social? Las mujeres, ¿estaban invitadas a esta conversación? ¿Vos dónde estabas?
Las mujeres como mercancía
A menudo, las hijas mujeres somos utilizadas como plan secreto (o no tan secreto) de ascenso social. Esta creencia se fundamenta en la idea de que debemos casarnos con un hombre de plata para asegurarnos un futuro, en lugar de confiar en nuestra capacidad para generar riqueza por nuestra cuenta.
Esta mentalidad, que existe desde hace siglos, refleja una visión antigua en la que las mujeres somos vistas como bienes. Bienes que deben ser intercambiados lo más pronto posible.
Desde siempre, hemos sido percibidas como un bien con un valor de depreciación sumamente específico.
La edad.
Como mujeres, se nos ha enseñado que nuestro principal bien o activo, es nuestra juventud. Por eso, invertimos tanto esfuerzo y recursos en mantenerla.
Es un "activo" que, en sentidos prácticos y biológicos, pierde valor todos los días.
Nunca lo habías pensado así, ¿no? La única manera en que nos enseñaron a “invertir”, es hacer todo lo posible para no envejecer.
O sea, no es que no sabemos invertir, sino que lo estamos haciendo en el asset equivocado.
Además de la juventud, se encontró otra manera de comoditizar a esta “mercancía”: asignarle un valor a la virginidad. En ciertas culturas, otorgar un valor social a la virginidad fue una forma de convertir nuestros cuerpos en una especie de commodity, algo “factual” a lo cual se le puede poner un precio. Un cuerpo “nuevo” o “usado”. Como un auto, bah.
En mi experiencia personal, a partir de los 15 años empecé a sentir que era una mercancía a la que había que embocar en algún lado. Esta subestimación total de que pensaran que no podía ganar dinero por mí misma me indignaba tanto. TANTO. Pero así nos criaron a muchas, con la mentalidad de que el dinero era algo que tenías que obtener a través de alguien más, no por tu cuenta.
¿Sentís que hubo algún “plan oculto” en tu crianza? ¿Alguna expectativa de ascenso social? ¿Te sentiste en algún momento una mercancía?
Las heridas financieras
Todas llevamos a cuestas un trauma financiero que marca un antes y un después en nuestra vida, y esto conlleva una serie de patrones que repetiremos. Lo que hacemos y dejamos de hacer, está 100% ligado con este hecho.
Este acontecimiento puede ser la muerte de un ser querido, una mala gestión del dinero, deudas de juego, o factores externos, como un colapso económico, entre otros.
El trauma financiero coyuntural merece un capítulo aparte. Todos los países tienen sus heridas, que arrastramos con nosotros. Argentina con el 2001 (y sus réplicas). España en el 2008. Sólo por nombrar algunas. Estas marcas perduran y socavan nuestra confianza, como si hubiéramos estado en una relación con un novio tóxico, pero a escala nacional.
Poniendo mi propia experiencia como ejemplo, mi transición a la adultez coincidió la crisis del 2001 en Argentina. Para los que necesiten un recordatorio, el país entró en default, los bancos se quedaron con los ahorros de la gente, que salió a las calles a prender fuego todo lo que encontraban, seguido de una represión brutal. Hubo 39 muertos. 5 presidentes en 11 días. Una especie de mini apocalipsis.
Mi padre se había endeudado muchísimo (ya vamos a hablar de cómo esto me marcó de por vida), entonces la crisis ya nos agarró en la lona. Nos llamaban todos los días diferentes bancos o particulares para pedir que devolvamos dinero. Un infierno. Nos sentamos los dos a pensar qué se podía hacer, y llegamos a la conclusión de que había que vender la casa, en la que habíamos vivido toda nuestra vida, para pagar las deudas.
Este episodio construyó una identidad financiera un tanto catastrófica, y trajo consigo un par de patrones que me llevó un rato identificar, y corregir:
Me convertí en ahorradora compulsiva, siempre guardando para el momento en que “se viene la mala”. El fondo de emergencia del fondo de emergencia, del fondo de emergencia. Lo cual está bueno, y es preferible esto a tener el problema contrario, pero me costó muchísimo soltarme y no sentir culpa por comprarme cosas “no esenciales”. Hasta el día de hoy, me cuesta horrores. Ver algo y que me guste no es motivo suficiente. Me tengo que justificar TODAS las compras que hago. Es insoportable, pero lo estoy trabajando.
También hizo que, a medida de que me fue yendo bien y pude ahorrar, terminé invirtiendo de una sola manera, y mega conservadora: en cosas tangibles que nadie me pueda sacar. Adivinaron, en departamentos. Perdimos la casa familiar, entonces las propiedades se convirtieron en una suerte de obsesión. También desarrollé un rechazo total a invertir en el mercado, que pude revertir hace unos años. ¿Cómo iba a confiar en algo que vi desplomarse y que presenció el desfile de 5 presidentes? ¿Y si pierdo todo? Quiero plata que puedo ver, no virtual. Necesito VERLA. (Seguramente muchas compartimos este trauma).
Pero también me llevó a interesarme por el tema y aprender. Siempre digo, mi viejo me enseño todo lo que sé sobre finanzas, porque aprendí de sus errores. Les puedo decir exactamente qué pasó, y por qué. De más está decir, no fue su culpa. Para la clase media, la habilidad de generar ingresos está, pero la gestión financiera es un territorio desconocido. Así es como funciona el sistema. Como dice Nathy Peluso, no te confíes que la verdad entera nunca te la han contado. Porque si todos comprendiéramos cómo administrar nuestros recursos, ¿quién se endeudaría? El sistema se beneficia de nuestro analfabetismo financiero, por eso es tan importante esta conversación.
¿Y vos? ¿Qué hecho en tu historia podés marcar como una herida financiera? ¿Qué patrones de comportamiento te trajo? Mapeá todo. Identificá patrones de conducta que te afecten al día de hoy.
La identidad financiera es una construcción. Y como toda construcción, es posible deconstruirla. Pero a veces no queda otra que entrar con una topadora.
El dinero no es papel pintado: está intrínsecamente ligado a nuestras emociones y nuestra identidad.
Una vez que tomamos conciencia de cómo nuestras experiencias pasadas condicionan nuestras decisiones financieras hoy, tenemos la mitad del camino hecho. Este conocimiento nos coloca en una posición de poder otra vez.
El poder de decidir cuál es nuestra historia, y dar ese pequeño gran paso.
Con compasión, con paciencia, y dándole un besito al pasado, para dejarlo atrás.
Finalmente.
Nos vemos la próxima, amigas. 👋
Glosario: S&P 500 - Continuación
Me encanta cuando responden encuestas, me ayuda un montón a entender qué contarles. La próxima les cuento todo sobre los ETFs, así no se me marean.
Acá tienen los pros y contras de invertir en un índice como el S&P 500. Les dejo la data factual, pero ustedes sacan tus propias conclusiones. Solo quiero dejar claro que esto no es asesoramiento financiero.
Como les decía, el S&P 500 es un índice que mide el rendimiento de las 500 empresas más grandes que cotizan en la bolsa de Estados Unidos. No podés invertir directamente en el S&P 500 ya que es un índice, pero si podés comprar un fondo que replique su rendimiento.
Pros
Invertir en un fondo que replique al S&P 500 es una manera simple de diversificar, ya que te permite invertir en una pequeña parte de muchas empresas grandes y conocidas. Invertís en 500 empresas, cuando una cae, la otra sube. Lo que se dice comúnmente, no ponés todos los huevos en la misma canasta.
Te da exposición a empresas líderes como Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Netflix, Nvidia y Tesla.
Contras
Falta de personalización. De estas 500 empresas, siempre hay alguna que no te va a gustar o alguna industria en la que no te interese invertir, y estás eligiendo a las 500. No podés sacar la que no te guste.
Te proporciona diversificación de empresas pero no de geografías, al estar compuesto sólo por empresas estadounidenses. O sea, cae esa economía y caen tus inversiones.
No te da el mismo rendimiento que invertir en empresas individuales, ya que te estás comprando una fracción de la acción, no la acción entera. Como una porción chiquita de la torta, versus la torta entera.
Glosario: Fondo de emergencia
Un fondo de emergencia es una cantidad de dinero que se ahorra y se guarda para ser utilizado en situaciones imprevistas. Es como un colchón financiero que te ayuda a cubrir gastos inesperados sin tener que endeudarte o afectar tus finanzas cotidianas. Por ejemplo, podrías necesitar dinero de tu fondo de emergencia si perdés el trabajo, tenés un problema médico o te separás. Es lo que te permite tener la libertad de salir de cualquier situación en la que no te sientas cómoda.
Lo ideal sería que este fondo tenga el dinero suficiente para poder cubrir nuestras necesidades básicas de 3 a 6 meses. Este dinero no tiene que estar “parado” en la cuenta, sino que lo podés poner en alguna cuenta especial que te de alguito de interés, pero que te permita tener acceso al dinero cuando quieras.
Sin un fondo de emergencia, es difícil plantearse dar el paso a invertir. El concepto básico de inversión es justamente usar dinero que no vayas a necesitar ni utilizar en el corto plazo. Si te encuentras en una emergencia sin un fondo de reserva, podrías verte obligada a vender tus inversiones en un mal momento, potencialmente perdiendo dinero.
Fofocas del mercado
Justo sobre el S&P 500, hay analistas que dicen que quizás está muy concentrado en estas compañías más grandes que les mencioné.
El iPhone de Apple tuvo una destacada recuperación en China el mes pasado, con un aumento del 52% en las ventas.
Taylor Swift va a inyectar un billón de libras a la economía de Reino Unido con su gira.
Reddit, que tuvo su IPO hace poco, subió gracias a anunciar un deal con OpenAI.
Tuve que salir a buscar trabajo en pleno 2001. Una pesadilla, pero eso no fue lo peor. Lo peor fue crecer con padres abandónicos, sin zapatillas, y a veces sin comida. No tengo idea de como hice para salir de todo eso. Ahora vivo medianamente bien, en España, pero me cuesta mucho mi relación con el dinero. Que no lo merezco, que no lo puedo generar, que tengo una especie de "maldición" por la que nada va a salir como yo quiero. Estoy trabajando en arreglar todo ese desastre, así que si, claramente es algo emocional. Gracias por toda la data! Un abrazo a todas :)
uso iPhone desde el dia 1. siempre venia la app de la bolsa y siempre es lo 1ro que oculto. la acabo de agarrar asi empiezo a "jugar" un poco