¡Hola, amigas!
Primero y principal, GRACIAS. Estoy conmovida por la cantidad de amor que recibí en estos días. También quiero agradecer a todas las que se tomaron el tiempo de responderme.
Siento que el proyecto tocó una fibra. Hablar sobre dinero es algo que nos cuesta horrores, son cosas arraigadas en lugares muy profundos y difíciles de abordar.
Pero también creo que dimos un paso: estamos enojadas de que nos cueste tanto. Una amiga me texteó algo que creo lo resume todo: "Amiga, estoy lista."
Creo que estamos listas. 💪💪💪
¿Por qué un newsletter?
Primero, porque empezó siendo un libro. Durante el proceso de escritura, sentí que era un tema urgente que no podía esperar. Además, me faltaba esta interacción, un ida y vuelta. Una experiencia más colectiva del tema. Mi historia es, en cierta forma, la historia de todas.
También creo que esta información requiere un tiempo diferente de lectura y proceso. No estoy segura de cuánto ayudan al tema los mini tips de 15 segundos que vemos en Instagram. Necesitamos quedarnos un rato con la información, pensarla, digerirla. No simplemente pasar al siguiente story de un meme de gatitos.
Tampoco quiero quiero hablar a cámara diciendo cosas que te exceden y tu cerebro hace lalalalalala y se desconecta a los dos segundos porque no entiende nada. Primero porque no quiero ser una influencer, y segundo porque siento que no estamos ahí. Estamos dos, tres pasitos más atrás.
Mi teoría es mucho más simple: si entendemos qué nos traba con respecto a este tema, después actuar es bastante más sencillo.
Allá vamos. 🫡
Amiga, ¿por qué no sabemos nada de dinero?
Es la pregunta del millón.
—Aunque quizás deberíamos llamarla la pregunta del no millón, en este caso—
Lo primero que vas a sentir a medida que te vayas adentrando conmigo en este universo es una especie de incredulidad: ¿cómo es posible que no tuviéramos ni idea de todo esto? Son nociones bastante básicas, no es la NASA, ni física cuántica, ni mucho menos.
Te va a sorprender mucho el hecho de que nunca te hayas cruzado con esta información. Como si todo estuviese hecho para que no te enteres. (Bueno, un poco es así, pero de eso vamos a hablar en el próximo newsletter).
Si preguntás por ahí, la respuesta es que naturalmente “no se nos da” el tema, porque nos interesan más las humanidades que los números, gracias a nuestra infinita empatía y sensibilidad. Pero según un estudio de la Universidad de Warwick, aunque las mujeres no invirtamos con tanta frecuencia, cuando lo hacemos, superamos a los hombres en rendimiento. O sea, una vez que nos animamos, nos va bárbaro.
Entonces, descartando —una vez más— lo “biológico”, ¿por qué no sabemos nada?
La respuesta es simple, y compleja a la vez:
No hay suficiente conocimiento acumulado intergeneracionalmente entre nosotras como para que entendamos de finanzas. Estamos lidiando con el legado de siglos de exclusión y marginación del mundo financiero.
Es como un interés compuesto, pero al revés: en lugar de sumar conocimiento, sumamos desinformación e interés negativo sobre el tema.
Esto sucede porque las mujeres estuvimos marginadas de los asuntos financieros hasta hace relativamente poco.
Estamos hablando de una o dos generaciones antes que la tuya. 🤯
Las mujeres carecíamos de estatus legal independiente a nuestros esposos.
En el siglo XIX, las mujeres éramos consideradas propiedad del hombre, siendo literalmente "de" alguien (el tema de los apellidos viene de ahí, desde la Edad Media). La exclusión que experimentábamos era total: no podíamos votar, firmar un contrato o poseer bienes. Nuestra existencia se limitaba a la procreación y a las labores domésticas, un trabajo no remunerado y pilar fundamental del capitalismo tal como lo conocemos hoy en día.
Pudimos entrar a la Bolsa de Valores recién en los 60s.
Antes de eso, para participar en el mercado financiero, dependíamos de intermediarios masculinos que, por supuesto, nos cobraban una comisión exorbitante. Muriel Siebert fue pionera al obtener la primera licencia para operar en la Bolsa de Valores de Nueva York en 1967. Este es un ámbito que históricamente ha sido creado y dominado por hombres, con una energía y dinámica completamente diferente a la nuestra, lo que lo hace un mundo aún más ajeno y alienante para nosotras.
No tuvimos cuenta en el banco o tarjeta propia hasta los 70s
Esto probablemente te vuele la cabeza: las mujeres no podíamos tener una cuenta bancaria o tarjeta de crédito sin el permiso y autorización de nuestro marido, padre o tutor hasta fines de los 70s. Eramos literalmente una ‘extensión’ del hombre. Parece algo sacado de la Edad Media, ¿verdad? Pero así era la realidad de nuestras abuelas y madres. Por algo nos pasaron la receta del pionono, y no la receta de cómo hacer dinero. Además, esta restricción legal reflejaba la profunda desigualdad de género arraigada en la sociedad de la época, donde las mujeres eran vistas como incapaces de tomar decisiones financieras por sí mismas, sesgo que arrastramos hasta el día de hoy.
¿Por qué es importante entender esto?
Porque en el fondo, una de las cosas que más nos traba en este tema es superar esa vergüenza inicial de no entender nada. Nos sentimos mal por no entender algo que se supone deberíamos saber. Pero no es nuestra culpa: es el resultado de siglos de marginación financiera, durante los cuales fuimos sistemáticamente excluidas de esta conversación.
¿Por dónde empezamos a corregir esto?
Despertando interés positivo sobre el tema.
Y eso solo se logra hablando sobre dinero entre nosotras. En espacios como este. Entre amigas. Con nuestras madres e hijas. Con compañeras de trabajo. Con esa amiga de tu amiga que apenas conocés y cayó de colada a la juntada. Con todas. Necesitamos fomentar ese interés y conocimiento intergeneracional sobre dinero que tanto nos falta.
Entiendo que sacar el tema puede ser difícil, incómodo e incluso percibido como falta de educación. No hemos sido socializadas para abordar este tema con naturalidad.
Pero es crucial dar este paso: nunca vamos a tener dinero si no hablamos de dinero.
Es tan simple —y a la vez tan difícil— como eso.
Tarea
(Nuestra primer tarea, ¡qué emoción!)
Invitá a una amiga a tomar algo y saquen el tema. Hablen de cuánto ganan, cuánto quisieran ganar, cuánto están ahorrando (si están ahorrando), cuáles son sus metas. Entiendan dónde están paradas, compartan experiencias y saquen conclusiones. Sé que es difícil al principio, pero es super importante que empecemos a naturalizar este tipo de conversaciones.
¿Fue incómodo? ¿Qué parte les costó más?
Cuéntenme como les fue. Las leo. 👀
Si se juntan, no se olviden de etiquetarme en IG @amigahablemosdeplata.
Glosario financiero: interés compuesto
Cuando hablamos de interés compuesto, nos referimos a ganar intereses no solo sobre la cantidad de dinero que has invertido inicialmente, sino también sobre los intereses que se van acumulando. Esto sucede porque eso intereses a su vez van generando nuevos intereses, lo que provoca un efecto bola de nieve, haciendo que el capital y los nuevos intereses sean cada vez más grandes. Esto hace que tus ahorros crezcan exponencialmente con el tiempo, lo que comúnmente se dice, que el dinero trabaje por vos. AL FIN!
Si querés hacer una cuenta simple de lo que podría hacer el interés compuesto por los ahorros que tenés hoy, fijate esta herramienta que te lo calcula super simple. Obvio es sólo una estimación pero te muestra el poder de poner la plata a trabajar, y no tenerla durmiendo en la cuenta.
Si se pierden al usar la herramienta, me avisan y les paso una explicación paso a paso de cómo usarla. Para eso están las amigas. 👯🏻
Hasta acá llegamos hoy. Nos leemos la próxima, amigas. 👋
Leyendo la tarea me di cuenta de que un poco ya lo hago porque le pregunté a mi hermana cuánto gana, también me había contado cómo guardaba la plata en mercado pago para que le generara intereses y le pregunté cómo se hacía para hacerlo yo 🤗
Hola amiga! Podrías pasar como utilizar la herramienta sobre intereses compuestos? Gracias!